𝟏𝟔| death of the last american boy
"La Iglesia jamás me ha dado absolutismo. Dicen que rece
en mi habitación para ser perdonado, pero lo más cerca
que he estado del cielo es cuando estoy a solas con usted."
[ Valentine Bane a Eloise Bridgerton en
una fiesta de disfraces de la familia. ]
¿Ibamos a culpar su mal humor los siguientes días?
Había dejado de salir de Lucky Hall aborreciendo la luz del sol cada vez que se levantaba, planificando su propio funeral mientras se detenía en detalles estúpidos que jamás se hubiera detenido cuando se quedaba demasiado rato mirando los planos de su tía que ya había terminado hace días de no haber sido por su necesidad de haber planificado todo perfectamente.
En realidad, el americano estaba sobreviviendo por meras tazas de café y conversaciones indiscreta de la cocina, del cotilleo que a veces llegaba a sus oídos mientras dibujaba a pesar de ser incapaz de levantar la mirada para decir algo o mostrar interés en las palabras ajenas. Tal era su mal humor que había dejado de escuchar las preocupaciones de su madre al ya no quedarle más paciencia para lidiar con ella, ignorando abiertamente sus peticiones cada vez que entraba y alegaba sobre su insana manera de trabajar.
El baile de los Cowper parecía ser un mal sueño ahora que ya no recibía a nadie en la casa. Durante el paso de la semana se había esforzado de manera escandalosa en ignorar la sensación de malestar en su estómago cada vez que sus pensamientos divagaban hasta llegar a la Señorita Bridgerton y su familia, un esfuerzo que le tomaba casi demasiado trabajo de seguir cuando por las más pequeñas cosas que sucedían en su propia casa le recordaban a la dama, resultando en un inevitable mal humor que lo tenía con mala cara el resto del día, apenas hablando cuando alguien le dirigía la palabra.
Era un secreto admitir que necesitaba enmendar sus errores, rogar su perdón cuando había sido tan cruel sin haberlo merecido, besar cada centímetro de su rostro y admitir, finalmente, que sí había estado cortejándola a su manera todo ese tiempo, sin haberse dado cuenta ni con una planificación previa, siempre a sus pies. Al punto que, por más complejo hubiera sido su estado emocional, se sorprendía de encontrarse a si mismo soñando con sus encuentros previos cada vez que sus ojos se cerraban durante la madrugada y la llama de la vela que alumbraba los papeles se apagaba por si sola al consumirse en la oscuridad, traicionado por su propio corazón cuando su cabeza se esforzaba en mantener un pensamiento racional que no fuera ella.
Suponía, después de todo, que el no ser visto afuera era algo bueno, pues no recibió otra carta de Patrick desde la última vez que lo había visto en la taberna a las afueras de la ciudad, ni noticias de alguna bodao invitaciones poco deseadas que pudiera haberlo hecho entrar en pánico. Le había pedido una gran suma de dinero, y le gustaba pensar ciego de la verdad, que el hombre había tomado el dinero para desaparecer sin dejar rastro — El lo hubiera hecho lo mismo sin preguntárselo dos veces.
No importaba el desinterés de Patrick ni ese rayo de suerte que lo atravesaba al no seguir viéndolo para sus chantajes, por más que sus pensamientos se esforzaran por cambiarlo todo, Eloise estaba mejor sin una relación incierta y él, tenía que dejar de que su cabeza volara por lo aires como un soñador y volver a París antes de perder todo por lo que había trabajado tan arduamente.
"¿Qué haces encerrado aquí cuando hay un perfecto día ahí afuera?" le recriminó Duncan Bane al entrar en la cocina, demasiado ocupado para haberlo mirado mientras el rubio abría la puerta para dejar circular el aire dentro de la casa. "¡Es momento de salir, Val!"
"¿Qué haces tú aquí?" preguntó trazando una larga linea recta que definía uno de los pilares que había re-diseñado para la pequeña construcción que había ideado para el jardín de su tía, unos que tenian un bonito diseño de enredaderas y fresas en los extremos. "¿Mathilda te ha enviado como último recurso para sacarme de la cocina?"
"Ya lo intentó hace días" admitió el rubio para su deleite "En realidad vine solo para pedirte un favor, me gustaría que supieras las noticias antes que el resto."
"¿Ha pasado algo?" la preocupación se coló en su tono de voz mientras Duncan negaba rápidamente sin querer preocuparlo. "¿Y bien?"
"Es que Lena esta embarazada" soltó de la nada, obligándolo a dejar de lado el lapiz sobre la mesa para abrir la boca sin poder esconder su sorpresa, cediéndole toda su atención. "Al menos tiene un mes en cinta."
"¿¡Es una puta broma!?" se levantó de la silla sin poder contener la emoción. Necesitaba una buena noticia luego de todo lo malo que había recibido, por lo mismo terminó por abrazar a su hermano con fuerza, aferrándose al pensamiento que le daba saber que alguien de la familia era feliz por sobre todas las cosas. "¡Felicidades, Dune!" palmeó su espalda unas cuantas veces sin poder creerlo. Había molestado a su hermano antes con todo el tema de formar una familia, sin embargo eran bromas que no pensó serian reales tan rápido, disfrutándolas como si fueran noticias suyas — "¡Una pequeña o un pequeño Bane! Me alegro mucho por ti, hermano."
El rostro del rubio parecía ser iluminado por ese brillo del amor que antes había invadido su rostro también. La felicidad media contagiosa que transmitía luego de traer consigo una buena noticia.
"¿Ya lo sabe mamá?" preguntó emocionado, aquello haría que Mathilda concentrara toda su atención en la esposa de su hermano antes que él y su insana vida. "¡Debe de haber perdido la cabeza con las noticias! Buena suerte con tu esposa, Dune, va a robártela en cualquier momento."
"A eso quería llegar" comentó el americano robándole café de su taza que casualmente, le gustaba tanto como a él. "¿Mamá no te ha dicho sobre la casa de campo de los Bridgerton?"
"Sí, pero me temo que no podré ir en esta ocasión" se excuso, arrugando la nariz mientras buscaba el lápiz que había dejado sobre la mesa y de la nada había desaparecido. Era solo una excusa para no tener que lidiar con su corazón desbordado y sus impulsos cuando viera a Eloise Bridgerton Es que tengo mucho trabajo que hacer."
"¿De qué hablas? El plano de la tía Helena está básicamente terminado. Ambos lo sabemos" recriminó sin miramiento alguno a sus mentiras, apuntando a los papeles mientras el menor se dejaba caer cansado sobre la silla en la que había estado todos esos días trabajando. "Necesito que vayas" — "Tu plano y los detalles que quieras hacer puede esperar, necesito que me ayudes con esto, planeamos decirle a todos este fin de semana, allá."
"Elegiste un pésimo día" comentó el Barón en tanto agarraba el lápiz que había caido sobre el suelo tratando de mantener su semblante como siempre. "¿No puedes esperar hasta el lunes que viene?"
"Lena quiere decirlo este fin de semana" negó, sin querer ceder a su plan ideal. "Vamos Val, es solo un fin de semana. Antes de que vuelvas a París."
Suspiró rendido, pasándose una mano por el rostro como si necesitara despabilar. Difícilmente podría haberse negado a lo que le pedía su hermano siendo algo tan importante, había jugado sus cartas bien siendo el único al que le habían confiado el secreto de que Lady Bane estaba embarazada, pues ahora, le era imposible decirle que no cuando realmente necesitaba su ayuda.
Tenía que estar ahí luego de tanto tiempo de no estarlo.
"Deja de mirarme con esa cara, no soy Lena" le sacó la lengua asqueado antes de masajearse la sien, visiblemente estresado cuando gruñía y su hermano mayor celebraba su reacción como un triunfo. "Solo iré por que es importante, luego me ayudaras a escapar con alguna excusa cuando sueltes la bomba."
En realidad, hubiera hecho todo por Duncan Bane. Todo. Su hermano mayor siempre había sido un pilar en su vida a pesar de que no se lo hubiera admitido en voz alta, y todos esos años lejos habian hecho que su corazón se machacara acostumbrado a la soledad que su familia siempre había llenado. Era algo nuevo hacer su trabajo con compañía familiar tan cercana, alguien más que no fueran los criados, con las visitas de Mathilda quien opinaba libremente de lo que hacía, o su hermano que capaz de haberlo sacado de la casa por mas que no hubiera querido.
"No sabes lo feliz que se pondrá Lena" le dijo en tanto se levantaba de su asiento y se levantaba a contemplar el plano en el que había trabajado toda la semana sin parar. "Queríamos que fueras el primero en saber."
"¿También Lady Bane?" preguntó curiosamente en tanto el rubio asentía, ese era su hermano mayor en su máximo esplendor— Todo lo que el jamás podría haber sido. "Debió de haber sido tu facilidad para la manipulación que la hizo pensar así."
Su reacción fue inesperada, riendo ante esas bromas tan típicas entre los dos para tomarlo de los hombros y abrazarlo fugazmente. No pudo decir nada al respecto cuando disfrutaba de aquellos repentinos actos de cariño que venían de parte de su único hermano, el recuerdo constante de que tal vez había una chispa de esperanza para una familia que siempre se hundía en la miseria.
"Viernes, Valentine" le dijo antes de salir de la cocina, apoyándose en el marco de la puerta con el sombrero en la mano. "Vendré por ti y mamá para llegar juntos. Mas te vale estar presentable" — "¿Entendido?"
Difícilmente podría haberse negado, más cuando Duncan siempre había conseguido lo que quería y el siempre había aportado a aquel comportamiento insano. Por eso mismo se forzó a si mismo a sonreír antes de decirle:
"Nos vemos el viernes, hermano."
Los días no pasaban lo suficientemente rápido para el arquitecto estrella de Francia.
Y es que para cuando el viernes llegó no estaba lo suficientemente preparado para un viaje a Kent de tres horas y media, sin embargo, para cuando Duncan apareció en su campo de mirada supo donde esconderse hasta que se diera por vencido de tanto buscarlo y se fuera colgado del brazo de su esposa y su madre, deparado a su destino cuando apenas bajaba del coche y corría a su encuentro acompañado de su esposa.
"No puedes decir nada" le recordó de manera discreta como si hubiera sido el mayor secreto que guardaba en toda la vida. "Hablo en serio Valentine."
Pero en realidad, el chico había aprendido a guardar secretos desde que era pequeño, mucho antes de que su hermano mayor se lo hubiera pedido, sin embargo, asintió ante sus palabras queriendo darle un poco de tranquilidad durante el viaje en carruaje que les venía por delante, lo último que necesitaba eran sus nervios capaces de colmar a cualquiera.
Por eso no protestó ni cuando se subía junto a su madre a pesar de haber estado desesperado por un poco de silencio, ni cuando Duncan cerró la puerta haciéndole saber sin decir una sola palabra que no viajaría con ellos y que además de asistir a Aubrey Hall, también tendría que lidiar con los eternos monólogos de su madre.
Era el viaje de su hermano. Se lo repitió a si mismo cada vez que sus pensamientos volvían a Eloise Bridgerton y su presencia en la misma casa a la que iba por voluntad propia, la incomodidad con la que tendría que lidiar luego de haber pensando en ella toda la maldita semana.
Había imaginado que hacer exactamente cuando la viera cara a cara luego de no hablarle hace tanto, premeditado como actuar de manera efectiva el fingir que nada le hubiera afectado a pesar de que le hubiera gustado aclarar toda su elección de palabras de aquella noche, incluso como no parecer visiblemente demacrado ante una nueva distancia.
¿Era eso el sabor de una ruptura de algo que nunca existió en la boca? El sabor amargo que se posaba de manera permanente en las comisuras de la boca; el pensamiento fue suficiente como para mantenerlo en silencio el resto del camino, dándole la razón a lo que fuera que hubiera dicho Mathilda el resto del viaje a Kent sin haber escuchado una sola palabra que salía de su boca.
Kent debía de ser una especie de anagrama para la palabra infierno.
"Me alegra saber que sobreviviste el camino" lo felicitó Duncan al llegar, visualizando la enorme casa de campo de la familia que se parecía bastante a sus aposentos en Francia, una construcción simple que estaba comenzando a ser consumida lentamente por la vegetación que se adhería a las paredes tiñendo el blanco de verde. "A estas alturas, creí que iba a encontrarte muerto en el carruaje, mamá puede ser algo intensa."
Durante casi tres horas había sido capaz de mantener la boca cerrada, siendo posible apagar, de la manera más extraña, su cabeza de lo que fuera había hablado su madre sin recordar una sola palabra: Tal vez podría haber hecho lo mismo con sus anfitriones, por más maleducado que hubiera sido y no tener que fingir amabilidad.
"Venga Val" trató de animarlo dándole palmadas en su espalda que lo hicieron mirarlo con el ceño fruncido. "Estás tan pálido que parece que hubieras agarrado la peste, disfruta del aire limpio hermano. Necesitas despegarte un poco del trabajo."
No se defendió ante sus sugerencias, en realidad, era mejor que pensara que su comportamiento se debía al trabajo antes que de una semana que había terminado por enterrarlo vivo, esbozando una leve sonrisa mientras caminaba tras su familia demasiado ocupada como para haberle prestado atención del momento que Violet Bridgerton salía seguida de un séquito de criadas y su hijo mayor, Anthony.
Fueron recibidos como si se hubiera tratado de su propia casa, una verdadera celebración que aún no entendía bien a qué venía cuando su madre no tenía idea del embarazo de Lena, ni mucho menos un motivo concreto para celebrar más que la unión de dos familias que habían mantenido una amistad hace años. Saludó a Violet agradeciendo su invitación, y dejó que pellizcara sus mejillas prometiéndole que alguna vez la ayudaría a mejorar las construcciones de su invernadero de vuelta de Londres, como si ya no hubiera estado contando los segundos para dejar todos sus problemas atrás de vuelta de Francia.
Era frustrante saber que sus ojos escaneaban por si solos la presencia de la única persona que realmente le importaba ver.
¿Es que acaso sabía que iba a venir?
Tal vez por eso había decidido no presentarse en la entrada, demasiado ocupada mientras fumaba un cigarrillo escondida de sus hermanos en alguna parte de un jardín que no conocía, acarreando un libro consigo sin querer darle la bienvenida luego de haber herido su ego. Claro que unas páginas impresas iban a ser mucho más interesantes que fingir estar feliz por su presencia en la casa de campo de su familia, se había ganado ese nuevo odio.
O simplemente se esforzaba en siempre llevarle la contraria, teniendo que comerse sus propios pensamientos cuando pudo verla en las escaleras, sacándose las manos de los bolsillos como si hubiera sido el mismísimo Rey de Francia quien entraba en la habitación y su mandíbula visiblemente se tensaba sin saber que hacer cuando la veía aparecer en la entrada.
Todos aquellos pensamientos profundos se concretaban en una dama de vestido lavanda, en el pañuelo que rodeaba su cuello y su cabello suelto que había peinado cuidadosamente, dejando que las criadas hubieran trenzado algunos mechones que caían libres del agarre de su cintillo — Al menos así lo supuso cuando notaba el sudor de sus manos, cuando como todo, de la nada, iba más lento de lo que veía usualmente y ella evitaba mirarlo sin darle peso a su presencia.
Era una visión en medio de la nada, por eso se encontraba paralizado, paralizado, entre las palabras que le quemaban la garganta y la luz solar que ahora era una molestia para los ojos. Atrapado en una sensación similar a la de haber regresado a la última vez en donde habian hablado, presa de su cabeza que le decía que hiciera lo correcto y su corazón que le pedía dejar la vida de castigo para hacer lo realmente correcto. Nuevamente como le había pasado en toda su maldita vida, siempre se encontraba entre la espada y la pared.
"¡Valentine!" lo llamaron al notar que se había quedado a varios metros de los demás quienes ya hablaban entusiasmados de los planes que habían armado para el fin de semana. "¿Es que acaso no vas a saludar, maleducado?"
Supo que se trataba de Sylvie mucho antes de haberse dado cuenta que estaba tomada del brazo de Colin, cerca de su madre, sin embargo la sola mención de su nombre su suficiente como para Eloise dejara de bromear con Benedict y por fin, hubiera mirado en su dirección sin demostrar una sola pizca de afecto en su mirada, inmediatamente sintiendo el peso de sus ojos mientras luchaba por no haberse avergonzado tanto como para haber caído en lo ridículo.
El calor en su rostro no fue motivo de burlas mientras besaba la mejilla de su amiga como si no se hubieran visto durante meses, dejando que se quejara abiertamente de su pésimo hábito para encerrarse en la casa al momento de trabajar alejando a todo el mundo que se preocupaba por él, siendo potenciada por la misma Mathilda atenta a la conversación solo para lograr que pronto deseara encerrarse en el cuarto de visitas para no tener que salir hasta la cena.
"¡Val!" lo saludó el artista de la familia genuinamente feliz de haberlo visto, conduciéndolo dentro de la casa luego de haberlo rodeado con el brazo en un familiar abrazo. "Escuché que la charla fue todo un éxito con el Señor Borne."
"Benedict" lo saludó, su propio cuerpo se sentía pesado mientras subía la escalera y trataba de mantenerse imperturbable en un juego que estaba volviéndolo loco: ¿Cómo actuaba como si nada hubiera sucedido con su hermana que caminaba a un lado de los dos en completo silencio? "Señorita Bridgerton" dijo en un intento de ser educado "Yo estoy encantado de ayudar en lo que pueda, hace mucho no daba una charla."
Era su visible tensión la que lo delataba ante el ojo de cualquiera que le hubiera prestado atención por más de un minuto cuando Eloise lo saludaba sin decir nada, la clara incomodidad de su rostro cuando era recibido por la sombra de un amplio hall engañoso, pues si bien su exterior se mantenía sobrio, el interior escondía amplios espacios con ventanales lo suficientemente amplios como para haber dejado entrar la luz aprovechando el día junto a una agradable decoración.
"¿Qué opina de Aubrey Hall, Sir Bane?" le preguntó el segundo hijo del linaje Bridgerton, viendo la expresión de su rostro con curiosidad al quedarse en silencio cuando el seguía hablándole. Una costumbre que compartía con su hermana a quien era tan cercano. "¿Estaba estudiando la casa, no es así?"
"No quiero aburrirlo con una charla de arquitectura" negó el Barón intentando disipar la conversación del lio que era su cabeza, nadie hubiera querido escuchar lo que pensaba. "Creo que es una bonita casa de campo."
"No creo que logres sacarle nada, Ben" se burló Dune al colarse a la conversación. "Mi hermanito está demasiado cansado como para darte una opinión refinada de los pilares de la casa, se toma el trabajo demasiado en serio y ha estado arreglando los planos que le pidió mi tía hace al menos una semana."
"Escuché sobre eso, sobre el jardín de los Tipperary, están surgiendo rumores que la Condesa no escatimará en sus gastos" comentó Colin dejando tanto Mathilda como su madre se hubieran adelantado al jardín para compartir una taza de té mientras se ponían al día de los chismes que ambas se habían guardado para ese momento — "¿Nos dejará ver sus planos, Sir Bane? Podría explicarme algunas cosas sobre las escalas que utiliza a la hora de dibujar."
"No se calla sobre eso, es por que Eloise ha hablado muy bien de tu trabajo en realidad" Sylvie lo sabía, sabía todos sus secretos confirmando todos aquellos rumores de brujería y misticismo que alguna vez la siguieron, pues no explicaba el porqué de su comentario mientras su piel se erizaba bajo el traje negro que se ajustaba perfectamente a su medida, intentando mantener la compostura sin parecer demasiado conmocionado ante sus palabaras. "Me temo que mi esposo no te dejará en paz al respecto."
Le hubiera gustado desaparecer en ese momento, que de alguna manera el suelo se hubiera abierto para llevárselo a las profundidades solo si eso significaba no tener que lidiar con los comentarios de Sylvie convencido de que ya estaba al tanto de su fortuito romance. La mas incómoda sin embargo fue Eloise, quien enderezó la espalda luego de notar que era mencionada para morder el interior de su mejilla, avergonzada de no poder negar su elección de palabras.
"Dije que creía que era bueno haciendo su trabajo" aclaro, mucho más seria de lo que usualmente era, solo para ganarse una mirada de extrañeza que compartieron sus dos hermanos mayores sin saber explicar su repentina actitud distante cuando hace un rato había estado perfectamente bien. "Por algo es el arquitecto del Rey."
"Lo agradezco, Señorita Bridgerton" las formalidad parecía recordarle que no debía ceder ante sus impulsos, que había más gente cerca extrañamente silenciosa, familiares que miraban aquella interacción como una revelación importante, una que hubiera sido su final de no haber sido por Duncan, quien pronto se adelantó a rellenar el extraño silencio que se había creado luego de que solo hubieran compartido un par de palabras.
"¿Creen que vaya a llover hoy?" preguntó curiosamente en tanto miraba por la ventana pensativo. "En realidad, tiene pinta de tormenta."
Tormenta.
La lluvia comenzó alrededor de las siete inundando los jardines de Aubrey Hall para obligarlos a cancelar cualquier actividad al aire libre que hubieran planeado para en vez de eso, quedarse dentro de la casa el resto de la tarde. El mundo parecía sonreírle cuando encontraba la excusa perfecta para retirarse a sus aposentos, usando el mismo viejo truco que solía utilizar cuando se instalaba en la habitación de visitas y ponía la silla contra el pomo de la puerta seguro de que nadie descubriría que básicamente se colgaba de la ventana para poder fumar sin terminar empapado.
El olor a humedad llenaba su habitación.
Estaba intentando mantener la compostura mientras se acomodaba de mejor manera sobre la ventana, luchando para que el olor no entrara a la casa. De la nada, el campo verde del jardín había sido cubierto por una espesa capa de neblina que no lo dejaba a ver a lo lejos, cambiando drásticamente los rayos del sol por el del gris que teñía todo lo que tenía al frente, llegando junto a ese agradable sonido que producía la lluvia al caer del cielo chocando violentamente contra el suelo.
Dije que creía que era bueno haciendo su trabajo, por algo es el arquitecto del Rey.
Era su propio corazón el que lo traicionaba, la sensación agridulce en la comisura de la boca mientras lanzaba las cenizas por la ventana sin haberse dado cuenta de lo que hacía por estar demasiado metido en su propia cabeza. El comentario, por más que hubiera intentado ser desinteresado, le había quitado el aliento por una aprobación que era nueva, una que le dio escalofríos y una sonrisa que no supo se había formado hasta que las mejillas le dolieron de estar tanto rato estirándose.
Claro que se volvía loco, claro que le daban ganas de pasar por alto las cosas malas que se aparecían en su camino solo para seguir a su corazón, dejar de lado el chantaje y la culpa sin importarle las consecuencias. Las manos le sudaban y tenía que parecer tranquilo cuando de pronto todo desaparecía a su alrededor y volvía a quedarse solo en una enorme mansión que no conocía, paralizado, una vez más como si hubiera pegado sus pies con pegamento al suelo.
Era un mal chiste.
Podría haberle pedido perdón a besos, ganarse sus disculpas de rodillas y haber hecho lo que le pidiera con tal de enmendar palabras que el mismo no creía, cualquier cosa con tal de haber vuelto a lo que sea que hubieran sido; pero estaba ahí encerrado en su cuarto fingiendo cansancio, sopesando lo bueno de lo malo como si no hubiera estado manchado con maldad luego de asesinar a su padre.
"¿Estás ahí, Val?" fue demasiado tarde como para haber dicho algo cuando su hermano mayor empujaba la puerta sin hacer demasiado esfuerzo, moviendo la silla que había dejado en el camino como si esta no fuera mayor inconveniente, siendo demasiado tarde como para poder lanzar el cigarrillo al aire cuando el mayor entraba sin pedirle permiso. "¿Qué haces fumando aquí?" — "Estamos en la casa de los Bridgerton, apaga esa mierda."
Tal vez era el factor de ser mayor, pero siguió sus ordenes como si hubiera tenido diez años, apagando el cigarrillo en la madera de la ventana antes de mover su brazo de un lado a otro en un intento de hacer que el olor saliera de la casa.
"Lo siento" se disculpó en tanto el rubio cerraba la puerta a sus espaldas, dejando la silla tal como había estado antes para acercarse a la ventana. "¿Ya van a soltar las noticias? Bajaré en un segundo, es que tengo dolor de estómago."
El silencio fue inminente, tanto que por un segundo pensó que había hecho algo malo, que se había enterado de que le había dado dinero a Patrick por que tenía algún amigo en el banco, cualquier cosa que hubiera detonado el imperturbable humor de Duncan — "No es eso. Quería saber si tienes un momento, me gustaría hablar contigo."
"Estás actuado extraño, hermano" trató de disipar la tensión mientras pasaba una mano por su cabello. Hacía frío dentro de la habitación, sin embargo el estaba seguro que era completamente normal haber sudado por el repentino calor. "Demasiada seriedad para ser el día más feliz de tu vida."
"Es algo que me cuesta hablar" admitió avergonzado antes de mirarlo a la cara — "No me gusta hablar de Papá."
No supo que decir esta vez. No hablaban del tema con costumbre siendo una memoria que sabía le hubiera gustado dejar atrás, sin embargo, escucharlo mencionar a su Padre hizo que el estómago le diera un vuelco: Tal vez si necesitaba de un cigarrillo, sin haber importado los modales y lo esperado de un caballero.
"No es alguien a quién le tenga mucho cariño y me arrepiento de no haberlo hablado lo suficiente contigo" divagó los pensamientos de su cabeza sin filtro alguno. "Tal vez, de haberlo hablado más no te sentirías tan culpable de su muerte como lo haces hoy en día."
"Yo fui el que lo empujó esa noche" lo recordaba bien luego de las veces que había soñado el la misma pesadilla, la conversación que mantuvieron antes de haber bajado las escaleras que de pequeño siempre le habían parecido eternas. "No tenías nada que decirme."
"No digas eso, Val" negó molesto ante sus palabras, pero solo servía para causarle escalofríos. De todas las conversaciones, no había imaginado que sería una sobre su padre. "Si no hubieras hecho lo que hiciste, posiblemente yo hubiera hecho algo también en vez de haberme quedado ahí paralizado. Yo soy tu hermano mayor y el que se supone debe cuidarte de esas cosas, debí decir algo, denunciar a Papá con la policía, lo que fuera."
¿Lo hubiera hecho? Habían tantas opciones del desarrollo de aquella noche, tantos caminos que pudo haber tomado y se había detenido a pensar a lo largo de su vida, que las palabras de su hermano lo golpearon con fuerza, llenando sus ojos de lágrimas que se avergonzó de soltar y limpió con el dorso de la manga sin darle tiempo a que estas cayeran.
¿A qué se venía toda esa conversación? Necesitaba un cigarrillo.
"Lo que hiciste en 1807 cuando eras solo un niño, no define quien eres ahora como un caballero" afirmó su hermano con seriedad, aprovechando que sostenía la cajetilla entre los dedos para robarle de un cigarro. "Siempre has sido poco consciente de tus logros, pero creo eres uno de los hombres más inteligentes que he conocido en mi vida, y siempre ha sido un orgullo para mi decir que soy tu hermano mayor, que vi todas esas rarezas en ti desde mucho antes que fueran consideradas un talento. La muerte de un hombre que terminaría matando a nuestra madre no es algo que tiña tus manos de sangre, en realidad, solo demuestra que eres un caballero intachable, y nunca voy a dejar de pensar lo mismo, ni yo ni mamá." — "Me apena no habértelo dicho antes, no recordarte durante nuestra infancia que no eras el culpable de toda esa mierda que nos pasó en America, que en realidad eres una víctima que intentó hacer lo que podía, un niño, Val."
Esta vez no le importó cuando el humo llenaba su habitación y el agua de la lluvia que comenzaba a agarrar fuerza colándose dentro para mojar el piso de madera, cuando tuvo que sostenerse contra la ventana abierta al momento en que las piernas le fallaban y las malditas lágrimas volvían todo borroso, incapaz de hablar cuando estas lo invadieron sin dar una tregua.
El corazón le latía con fuerza, tanta que pensó iba a desmayarse.
"Nunca te he culpado por mudarnos, ni tampoco por haber desaparecido de un momento a otro, sabía que era algo que te había marcado, algo tuyo que no querías compartir y no puse resistencia a que te fueras a París cuando Mamá no podía quedarse sola" encendió su cigarrillo con el encendedor que tenía en la mano, expulsando el humo de su boca hacia fuera de la casa. "Cuidé de Mamá y el dinero familiar por que quería que nada te molestara en Francia, quería que realmente fueras feliz, que encontraras lo que buscabas alejándote de nosotros" — "No me malentiendas hermano, estoy realmente feliz de que seas el arquitecto más famoso de toda Europa, pero me duele el alma saber que regresaste luego de años, y aún así sigues siendo miserable.
« Me duele saber que luego de todo este tiempo que pasaste allá fue de mera soledad y culpa, que te esfuerzas en hundirte a ti mismo en un pozo de agua cuando eres perfectamente capaz de salir por tu cuenta a la superficie. Que a pesar de estar completamente enamorado de una dama hace años, eres lo suficientemente bueno como para sabotearte a ti mismo, cerrando tu corazón en un fuerte que no había visto antes. »
"No digas eso, la Señorita Bridgerton está mejor sin mi" admitió sin poder seguir conteniendo más mentiras, no cuando poco a poco comenzaba a desmoronarse sin necesidad de mucho esfuerzo. "No soy un buen partido, en cualquier momento puedo tener problemas con la ley, y no creo que sea bueno para la imagen de una dama como ella pagar por mis errores."
"Ya basta, Valentine" — "¿Un crimen de hace cuantos años ya? Más de quince, veinte años que ya no tiene ni pruebas ni una base" negó rodando los ojos en blanco ante sus palabras. "Tienes dinero, un trabajo estable y toda la atención de los nobles, eres agradable y además puedes sostener una conversación con una dama sin hacerla sentir como un maldito trofeo: ¿Puedes explicarme como eso no sería atractivo para Eloise Bridgerton?"
Nunca había visto a su hermano fumar, sin embargo lo hacía con tanta naturalidad que estaba seguro de que lo había hecho toda su vida sin que el tuviera idea.
"Quita esos pensamientos de tu cabeza" agregó al no tener respuesta. "Eres un buen hombre, uno que hizo todo lo posible para defender a su familia, es cosa de ver como te mira."
El aire no pasaba lo suficiente como para haber cubierto la necesidad de sus pulmones al dejarse caer sobre el suelo, incapaz de seguir sosteniendo el peso de su cuerpo mientras apoyaba la cabeza contra la pared rendido.
"No puedo hacerle eso, Dune" negó una vez más, visiblemente afectado por el tema "No puedo pedirle tampoco que se vaya a Francia conmigo y deje todo lo que conoce atrás, no me parece justo."
"¿Le has preguntado?" consultó el mayor curiosamente, frunciendo el ceño ante su angustia tan nueva. "¿Le has preguntado directamente si es que no quiere irse contigo? Eloise tiene la misma alma de su hermano Colin sediento de aventuras" — "¿Qué te hace creer que no va a querer irse contigo?"
La pregunta fue plantada como una semilla, una semilla maligna que solo sirvió para devastar el resto de sus pensamientos como un efecto dominó, uno que le hizo cuestionarse la forma en que llevaba mirando las cosas siempre esforzándose en no obtener lo que quería sin motivo alguno.
"¿Hace cuanto estás enamorado de esta chica, Valentine?" preguntó el mayor sin poder ignorar su rostro, los motivos del corazón eran desgarradores, y no había una persona que más lo supiera que el mayor ante su historia amorosa. "Realmente te han dado en el corazón, ¿no es así?"
"Si tan solo lo supieras."
"Entonces por favor, deja de culparte por las cosas que para toda la familia, te hace un héroe" pidió mirándolo a los ojos, el mismo tono de azul que compartía gran parte de su genética. "Empieza a cortejarla de manera seria y se claro con tus intenciones. No eres un criminal, no tienes por qué esconder lo que eres."
Era fácil decirlo, sin embargo, realmente creyó sus palabras luego de tanto tiempo sin saber su verdadera opinión frente al tema. Habian evitado el tema durante tantos años, que saber que su hermano creía que no tenía la culpa de nada era como haberse sacado un peso de encima que no lo dejaba seguir avanzando.
"Ya basta Valentine" pidió una vez más, tendiéndole la mano para ayudarlo a levantarse del suelo. "La vida está hecha de altos y bajos con más momentos desagradables de los que te puedes imaginar. Pero estamos aquí para ti, toda la familia está ahí para ti por que te amamos, te amo, Val" — "¿Quién crees que será el padrino de mi primer hijo?"
"O hija."
"Nadie más que tu podría ser el padrino de mi linaje."
Las lágrimas seguían cayendo pero por un motivo mucho más bizarro, uno que no estaba seguro de haber sentido antes cuando sonreía ante sus palabras, abrazándolo como si hubieran vuelto a ser los mismos niños que corrían por Clover Hill sin conciencia de nada, como si sus palabras hubieran sido lo único que necesitaba mientras palmeaba su espalda.
"Yo también te amo, Dune" admitió, y supo que todos esos años sin él habían sido una mala decisión, que haberse separado de su familia como si hubieran estado mejor sin el era una pobre elección, una que no volvería a tomar. "Te he extrañado como nunca, hermano."
Fue como una reunión de esas inolvidables, de esos momentos en donde algo parece repararse solo con algo de amor y exquisita paciencia, como haber vuelto a la vida luego de tanto rato castigándose en la cabeza.
Tal vez, tal vez, Dune tenía razón en lo que estaba diciendo. Tal vez lo que hizo en 1807 cuando era un niño no definía quien era ahora como un caballero, que había evitado la muerte de su madre cuando nadie había sido capaz de hacer nada, que tal vez sí había sido una víctima de una situación de la que no debió haber sido parte, de un tema para adultos.
Se mantuvo pensándolo el resto del día, incluso cuando cenó con toda la familia y entendió que tendría que hacer mucho más esfuerzo que solo besos para que Eloise Bridgerton le hubiera vuelto a dirigir la palabra, volviendo siempre a la charla con su hermano que ahora revoloteaban su cabeza como un nuevo pensamiento que amenazaba con ser eterno: Tal vez sí era un caballero intachable, uno que había luchado por enmendar todo lo que había hecho contribuyendo al mundo y la cultura.
Tal vez si debía de estar orgulloso de si mismo.
Duncan había plantado una pequeña semilla peligrosa que pronto, luego de cultivarla por unas horas comenzaba a llenar todos los espacios de su cabeza como una enredadera. Tanto que no le importo hablar con la dama el resto del día a pesar de que los planes de la familia se hubieran arruinado luego de que la tormenta se hubiera extendido hasta la noche sin dar señales de detenerse, y que en la cena no lo hubiera mirado gracias a su notoria molestia.
Lo pensó también cuando finalmente pudo descansar entre las sábanas limpias de su habitación provisoria, el hecho de que llevaba mucho tiempo castigándose a si mismo por cosas inevitables, que quería experimentar la sensación del amor tan fuerte como una herida de bala, como un puñetazo en la mejilla que le sacaba sangre caliente.
No pudo dormir hasta altas horas de la madrugada esa noche creyendo que Patrick Lester era el menor de sus problemas y que por primera vez en su vida, merecía quedarse con lo que quería.
Que merecía el corazón de Eloise Brigerton, así como ella merecía el suyo.
No hubo nada más que decir al respecto.
yo, escribiendo todo este capitulo:
He estado dándoles amor en modo de actualizaciones, asi que espero que sepan que este es mi lenguaje de amor utilizado, y que en verdad, estoy muriendome de amor por Sir Valentine Bane desde que comenzó la historia. La conversacion con Duncan es algo que venía esperando HACE RATO</3 Les invito a poner aqui sus pensamientos y de decirles que no me odien xfabor.
Hay un separador de Lady Vincent *blink and you'll miss it* pero es que es muy bonito y quería puro usuarlo asi que enjoy life, los separadores como mencioné antes estan hechos por /stairscars, asi que como siempre, todos los creditos a mon por su arte tan bonito.
No se olviden de votar, comentar, lo que sea? tkm, cuidense mucho (nos vemos pronto por que estoy en mi lover era, y escribir sobre romance es my passion) mila x.
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